sábado, 29 de diciembre de 2007

El puente de Alcántara

Anoche terminé de leer este magnífico libro que todos los amantes de la novela histórica deberían tener. Lo mejor del género que he leído hasta el momento, y uno de los mejores libros que he tenido entre mis manos. La novela nos transporta a la Edad Media española como nunca antes lo había hecho ninguna otra, y para ello se sirve de varios elementos de los que hablaremos a continuación. Qué pena me da haberlo terminado, porque después de haberlo leído, a partir de ahora, seré mucho más crítico con cualquier novela de este género que caiga en mis manos y seguramente no disfrutaré de ellas tanto como antes.

Como siempre, hablaré del libro sin revelar nada de su trama. Empezaremos por su estructura. Se divide en tres partes diferenciadas, llamadas "libros", divididas a su vez en capítulos. Cada libro transcurre en una época diferente: empezamos en el año 1063 en el primer libro, en el segundo comenzamos en el 1071, y en el tercero damos un salto hasta 1082. Antes de la primera parte hay un preludio que nos pone en situación, describiéndonos el panorama socio-político de la España del siglo XI. Entre el primer libro y el segundo, y entre el segundo y el tercero, hay un interludio donde, como en el preludio, se nos explican los cambios acontecidos durante el lapso de tiempo transcurrido. El libro se cierra con un postludio en el que se mencionan los acontecimientos ocurridos tras el tercer libro. La novela se acompaña además de una "Nota del autor" en la que nos comenta algunas costumbres, tradiciones y hechos célebres de la época, y de un glosario, en el que podemos consultar el significado de los muchos términos árabes y hebreos que aparecen durante la novela, explicados al detalle.
La acción gira en torno a tres personajes de tres mundos muy diferentes: un judío, un árabe y un cristiano. El árabe, ibn Ammar, está basado en un personaje histórico, un poeta que llegó a gozar de bastante influencia en la corte del rey de Sevilla. Cada capítulo se asigna a uno de los personajes, y es fechado según los tres calendarios, el cristiano, el árabe y el hebreo, añadiendo además el nombre de la ciudad en la que se desarrolla. Los personajes llevan vidas independientes, pero a veces llegan a encontrarse y entonces, en el mismo capítulo se puede dar una transición en la que el foco se traslada al otro personaje. Poco a poco, las vidas de estos tres personajes se irán cruzando cada vez más hasta llegar a formar una parte importante de su entorno.

El primer libro tiene un ritmo algo lento, pero es una verdadera delicia, ya que describe situaciones de la vida cotidiana en un castillo, en la corte de un rey, en una gran ciudad como Sevilla, el sorprendente desarrollo de un asedio (y lo diferente que resulta a como lo imaginamos), el modo de vida de los pardos (villanos con armas y caballo que fingen ser hidalgos), la manera en que se desenvuelve gente de toda clase (médicos, mercaderes, cortesanos, soldados, prostitutas...), haciendo en suma que podamos revivir esa agitada época de la historia en la que convivían diferentes culturas en relativa armonía. En los siguientes libros también se muestran otras estampas típicas medievales: se describen unos baños árabes, el desarrollo de una cacería, conflictos sociales, batallas, traiciones, todo sin escatimar en detalles. El primer libro también es el más largo, e incluso por sí solo se podría considerar un libro independiente, con un comienzo y un final. Una vez finalizado, hemos llegado a conocer a fondo a los personajes y asistido a los acontecimientos que marcarán su vida, proporcionándonos una estupenda base para que podamos disfrutar plenamente con la lectura de los otros dos libros.
El segundo libro es el más corto. Es la parte en la que asistimos al pleno desarrollo de los personajes; si en el libro anterior fuimos testigos de su ascenso, aquí lo somos de su consolidación. Los tres actúan en consecuencia con lo vivido en la primera parte. Aparecen nuevos personajes importantes, o algunos de los que fueron presentados en el primer libro cobran vital importancia a partir de aquí.
Y en el tercer libro asistimos a la caída, formando así una perfecta simetría. Esta parte acaba ya de atraparnos del todo, pues aquí el ritmo es mucho mayor que en los libros anteriores. Los acontecimientos se precipitan; en unas ocasiones son previsibles, en otras desconcertantes. Los personajes atraviesan las mayores dificultades y el libro termina con dispares desenlaces para cada uno de ellos.

Los personajes no son, desde luego, nada planos. Yunus, el judío, es tal vez el que menos evoluciona, porque ya es anciano cuando comienza el libro. Pero ibn Ammar y Lope son muy interesantes. El primero comienza como un cortesano venido a menos, que busca la manera de volver a triunfar, y aunque al principio puede despertar simpatía, luego se nos revela su desmedida ambición de poder; y Lope, que comienza como un muchacho inseguro y de buen corazón, se convierte luego en un despiadado soldado atormentado por la sed de venganza. En todo momento piensan y actúan como seguramente lo hacían los hombres medievales, con una excesiva preocupación por el tema del honor y una actitud relajada ante la muerte y el sufrimiento ajenos.

El autor es capaz, desde el principio, pero cada vez más a medida que vamos leyendo, de introducirnos en la política andalusí y castellana del momento, haciendo de ella algo cotidiano como podría serlo para nosotros en este momento la última disputa entre Rajoy y Zapatero. Además, la política dirige en gran medida la vida de los tres personajes, participando activamente en ella uno de los tres, que decide sobre el destino y el devenir de reyes y reinos. Dicho de otra forma, llega un momento en que somos capaces de comprender cada uno de los movimientos que se realizan, aunque nos encontremos en una época tan diferente a la nuestra.

En fin, cuando una novela no es muy buena, hay mucho que decir porque hay mucho que criticar, pero esta vez no puedo extenderme sin revelar la trama (cosa que no haré), porque el libro me parece toda una obra maestra del género, que cumple con todos los requisitos para que una novela histórica sea realmente lo que debe ser, y lo hace de una forma original, proporcionándonos una visión muy completa de la vida medieval a través de tres personajes de culturas diferentes, lo cual contribuye a enriquecer la recreación de la época, haciendo uso del prisma a través del cual cada uno de ellos observa y vive en su mundo, aportando diferentes visiones sobre un mismo hecho, enriquecidas a su vez por las diferentes actividades que desempeña cada uno, elegidas de manera que el espectro de visiones se amplía todo lo posible.

No puedo más que cantar las alabanzas del señor Frank Baer y deciros que, si os gusta la Edad Media, no podéis perderos esta maravilla de libro.

Nota (de 0 a 10): 10

lunes, 24 de diciembre de 2007

Capítulo I: Tiempos de paz (2ª entrega)

Segunda entrega del primer capítulo de esta novela histórica, preludio de la campaña Rincón de Aquelarre.


Ataúlfo hacía guardia con su hermana Estela. No había consentido que se quedara sola con aquellos borricos. Muchos la miraban con lascivia, y no estaba tranquilo ni siquiera dejándola con las mujeres. Ella protestaba continuamente por su sobreprotección, pero al final siempre terminaba haciendo lo que le decía. La observó sentada en la roca, aburrida, tirando lejos pequeñas piedras. Con aquella escueta túnica de cuero y el pelo tan corto tenía la apariencia de un muchachillo endeble, pero cuando uno se fijaba bien podía ver unos maravillosos ojos azules de mirada arrebatadora, una boca de labios rojos y carnosos y un cuerpo esbelto por el que cualquier hombre suspiraría. Se había hecho muy mayor desde la última vez que la vio, y aún se sorprendía del cambio que había experimentado. Las tripas de Ataúlfo sonaron, y se dio cuenta que no habían comido desde hacía horas. Llevaba un poco de pan y queso en el zurrón.
– ¿Tienes hambre? –le preguntó a Estela. Esta no respondió. Aún estaba enfadada. Había protestado cuando le ordenó ir con él a hacer la guardia. La cogió de un brazo y la arrastró a la fuerza mientras ella chillaba y le insultaba, para mofa de cuantos allí se encontraban. Ataúlfo sabía por qué lo hacía. Quería tener la oportunidad de quedarse a solas con Ander, aquel vascón aterciopelado que traía locas a todas las mujeres del campamento. Pero no se fiaba de él. Y además no pensaba dejarle que preñara a su hermana y tener que hacerse cargo de un crío–. Toma un poco de pan al menos.
Ataúlfo se acercó a ella y le ofreció un trozo. Estela le miró con gesto torcido y le arrancó el trozo de la mano. Estaba hambrienta. Ataúlfo sonrió, se sentó en el suelo frente a ella y comió también un mendrugo de pan. Fue entonces cuando vieron acercarse a Ruy. Ataúlfo se levantó de un salto.
– ¿Dónde está Sancho? –le preguntó a Ruy, temiendo que le hubiera sucedido algo.
– Está en la posada del pueblo –contestó este–. He tenido que venir. El mercado es dentro de tres días y se hace dentro del castillo. Le preguntaré a Pierre si podemos esperar hasta el jueves.
– ¿Hasta el jueves? –replicó Ataúlfo–. ¡Si no nos quedan provisiones!
– Pero si aguantamos un poco podemos llevarnos un buen botín –arguyó Ruy–. Hay sembrados, y tienen ganado. Y la madrugada del jueves ya habrá allí muchos mercaderes. Nos puede salir redondo.
Gritó la última frase, alejándose en dirección al campamento. Se habían instalado en mitad de un bosque, al abrigo de las pobladas copas de los árboles. Un grupo tan numeroso no podía pasar desapercibido de otra manera. Las mujeres estaban encendiendo pequeños fuegos para asar la poca carne que les quedaba. Los niños correteaban entre ellas, jugando con los perros, y sus desconocidos padres se entretenían de diversas maneras. Algunos se jugaban a los dados el botín que aún no habían conseguido; otros se emborrachaban y perseguían a las putas que acompañaban a la tropa; otros fornicaban con ellas en mitad del campamento y sin ningún rubor. Los nobles descansaban en sus tiendas, atendidos por sus criados. Pierre Navarr había conseguido reunir un contingente de más de sesenta hombres, todos ellos expertos combatientes, entre los que se encontraban cinco de esos hidalgos sin suerte, que habían engrosado las filas del pequeño ejército mercenario con el puñado de hombres que traían pegados al culo. A todos ellos había que sumar a las mujeres, a los niños y a los rufianes que seguían a la tropa, que sumaban más de medio centenar y, en muchas ocasiones, luchaban como cualquier hombre. Más de cien personas reunidas bajo el mando de Pierre para sacar partido del conflicto entre los dos Pedros, el de Castilla y el de Aragón, uniéndose al mejor postor, y que se habían quedado en la frontera cuando terminaron las contiendas, a la espera de que las llamas de la guerra se avivaran de nuevo. El hambre acuciaba en el periodo entreguerras, y no quedaba más remedio que saquear para sobrevivir. El día anterior la avanzadilla de aquella cabalgata de la muerte había encontrado el pueblo, y Pierre se frotó las manos ante la perspectiva del botín fácil, esperando que fuera uno de aquellos pueblos de realengo, mal defendidos, cuyos vecinos solo contaban con un castillo medio derruido donde guarecerse. Ruy llegó a la altura de la tienda de Pierre, fácilmente identificable por ser la más alta de todas, y por el escudo de armas de los Navarr, que colgaba de la rama de un árbol. A la izquierda de la tienda descansaban los acemileros, junto con las mulas y los carros que contenían la impedimenta, custodiados por algunos de los hombres de Pierre. Cuando el hambre amenazaba bastaba con poner a vigilar a dos o tres hombres de confianza para evitar los intentos de robo por parte de la gentuza que arrastraba la tropa detrás de sí. Ruy entró en la tienda sin que nadie le detuviera. Pierre le esperaba. El francés estaba sentado en su trono particular, una lujosa silla tallada con motivos vegetales, de procedencia árabe, frente a una improvisada mesa construida con dos caballetes y una tabla. Vestía a la manera de los generales granadinos, con una coraza corta muy ornamentada, una maravillosa espada jineta enfundada en una vaina de plata y un casco dorado con plumas que descansaba sobre la mesa. Su pelo era largo, rizado y rubio, y su atractivo rostro mantenía una expresión entre orgullosa y triste que le confería un aspecto autoritario, teñido de dignidad. Lo rodeaban cuatro hombres fuertemente armados, pero sin ninguna uniformidad en sus protecciones. Todo lo que había en esa tienda era fruto de años de cabalgadas y saqueos de toda clase de pueblos y aldeas.
– ¿Y bien? –dijo Navarr con su peculiar acento francés, invitando a hablar a Ruy. Este cogió el cuchillo que tenía escondido en el alzado de su bota derecha y comenzó a trazar en el suelo la disposición de las defensas del pueblo, hundiéndolo en el terreno barroso, mientras describía con todo lujo de detalles todo aquello que había observado.
– El jueves es día de mercado –explicó Ruy–, y se celebra dentro del castillo. Si esperamos hasta la noche del miércoles la mayoría de los mercaderes estará allí, y si esperamos hasta el jueves tendremos más información sobre el interior del castillo y sabremos cuántos hombres lo defienden.
– Ja –se burló Pierre–, hasta el jueves... ¿Crees que esos lobos hambrientos de ahí fuera aguantarán tres días sin comer? Me basta con saber que no hay señor que defienda el pueblo. Atacaremos esta noche. Al abrigo del bosque, por el portillo. Tú y Sancho quedaros dentro y facilitadnos el ataque desde allí.
– ¿Cómo? –preguntó Ruy.
– ¡Será inepto el hijo de puta! –gritó Pierre de repente–. ¡Cómo! ¡Cargaros a un par de alguaciles, maldita sea! ¡Haced algo útil! Y ahora largo.
Ruy salió a toda prisa de la tienda para evitar seguir exponiéndose a la furia de Pierre. Aquel hombre tenía unos inesperables accesos de ira de auténtica mala leche. Se contaban muchas historias sobre él, pero había una que se repetía más que las demás. Decían que era de Gascuña, hijo de un noble, un buen hombre, piadoso y erudito, que administraba sus propias tierras y protegía a sus vasallos. Un día intercedió por un judío que iba a ser lapidado en la plaza del pueblo, y fue por ello acusado de hereje y amigo de judíos por la Inquisición. Poco después fue quemado en la plaza de armas de su propio castillo, y las gentes que tanto había ayudado se burlaron de él. Sus propiedades fueron confiscadas, pero su hijo Pierre logró escapar, lleno de odio y resentimiento hacia toda la raza humana. Tal vez por ello se hizo mercenario, arrimándose al árbol que más calentaba, sin importarle los ideales de la gente por la que luchaba, solamente su propio bienestar. Era el típico soldado de fortuna, envidiado, imitado y temido por todos, un ser inmisericorde que basaba su fuerza únicamente en sus armas y su poder de destrucción, un auténtico jinete del Apocalipsis que emulaba al famoso Atila, pues cierto era que por donde pasaban sus huestes no volvía a crecer la hierba. El rastro de dolor y destrucción que dejaba tras de sí obligaba a unirse a su tropa a las mismas gentes a las que había saqueado, torturado y violado, pues no cabía la posibilidad de que pudieran empezar de cero en los valles en los que un día tuvieron su hogar y que habían quedado reducidos a yermos donde jamás volvería a crecer nada. Su tropa era una jauría de lobos hambrientos que consumía todo a su paso. Y la única manera de sobrevivir era elegir ser lobo en lugar de cordero. Ruy lo sabía muy bien. Conoció demasiado pronto la desolación de la guerra, el hambre y la peste. Pero desterró aquel terrible recuerdo de sus pensamientos. De vuelta al pueblo se detuvo otra vez en el lugar donde Ataúlfo hacía guardia con su hermana. El navarro se veía muy aburrido; seguro que había vuelto a pelearse con Estela; por eso pareció animado cuando vio llegar a Ruy de nuevo.
– ¿Qué dice el francés? –preguntó con su enérgica voz.
– Prepárate, el ataque es esta noche –respondió Ruy.
– ¿Vas a por Sancho?
– No, nosotros nos quedamos allí. Os ayudaremos desde dentro.
– Tened cuidado –dijo Ataúlfo, con sincera preocupación. Ruy le hizo una señal con la mano al tiempo que se volvía hacia el camino, dándole a entender que no debía preocuparse.
Le caía bien el navarro. Lo había conocido en el campamento el año pasado. Era un soldado muy diestro, tanto o más que el propio Pierre. Sus musculosos brazos y su estatura daban una idea de su prodigiosa fuerza. Lo había visto muchas veces soltando hachazos como un endemoniado. Era capaz de mantener a raya a cualquier enemigo; incluso estando rodeado era muy peligroso, ya que enarbolaba el hacha de manera que nadie se le podía acercar sin recibir un buen golpe. Sancho y Ruy trabaron amistad con él el día en que salvaron a su hermana de morir a manos de un soldado enemigo. A partir de entonces habían perdido la cuenta de las veces que se habían salvado la vida mutuamente, y aquello les había unido. Tal vez aquella noche se vieran forzados de nuevo a estrechar aún más sus lazos de amistad.

martes, 18 de diciembre de 2007

Capítulo I: Tiempos de paz (1ª entrega)

Inauguro hoy esta nueva sección dedicada a una pequeña novela histórica que comencé a escribir y que voy a ir ofreciendo en pequeñas entregas en el blog. Está basada en personajes clásicos de Aquelarre y pretende ser un prólogo a la campaña Rincón, pero no hay ninguna referencia sobrenatural en ella, por lo que puede enmarcarse dentro del género histórico. Aún no tiene título. Espero que os guste.



Sancho y Ruy avanzaban hacia el pueblo por el camino que quedaba al oeste, sin más pertrechos que una mula que Pierre les había dejado, cargada con unas alforjas llenas de baratijas para simular que eran buhoneros. La zona por la que caminaban era un llano que carecía de vegetación, lo cual indicaba que debió estar poblada en otro tiempo. Desde su posición, a una legua aún de la muralla, podían ver un arrabal al norte y algunos solares y tierras de labranza al sur. Cuando ya estaban cerca del recinto amurallado, Ruy le hizo una señal a Sancho para que aminorara el paso con el fin de observar detenidamente los detalles en busca de información. Aquel parecía el típico pueblo árabe repoblado por cristianos. La muralla estaba ruinosa en algunos de sus puntos, con amplias grietas que la hacían fácilmente superable, pero junto a la puerta, de férrea madera claveteada, se levantaba una torre que tenía aspecto de haber sido restaurada. No obstante, solo se veía a un alguacil al lado de la puerta, protegido con gambesón y capacete y armado con una lanza. Previamente habían acordado que sería Sancho el encargado de hablar y dar explicaciones a quien se las pidiera, mientras Ruy buscaba los puntos débiles en la defensa del lugar. El alguacil los detuvo frente a la puerta y echó un vistazo a las alforjas.
– ¿De dónde sois? –preguntó secamente.
– Yo soy aragonés, y mi socio es castellano, pero del norte –contestó Sancho. Ruy observaba con más detenimiento la puerta y la torre. Por allí no se podría pasar, había que buscar otra manera–. Venimos a probar suerte en el mercado, quiera Dios aligerar peso a mi vieja Rufina y cargarlo en nuestras bolsas.
– El mercado es el jueves –informó el alguacil, que no era precisamente un dechado de simpatía.
– En ese caso será el posadero el que se enriquezca a nuestra costa –repuso Sancho–. Maldita suerte la nuestra.
El alguacil hizo un gesto con la cabeza invitándoles a atravesar la puerta. Una vez que estuvieron lo suficientemente lejos de él, Ruy se acercó a Sancho y le musitó unas palabras al oído.
– Vamos a buscar la posada. Te quedarás allí con el animal mientras yo exploro los alrededores.
Sancho asintió con la cabeza. Ruy sabía más que él de aquellas cosas, había que dejarle hacer. Mientras tanto podría relajarse con un buen vaso de vino. El castillo estaba muy cerca de la muralla oriental, separado de esta por una plaza rodeada de viviendas, con un convento adosado a la parte norte de la muralla y una posada al otro lado. Si disponían de ballesteros, podrían descargar las saetas sobre los atacantes que atravesaran la puerta sin ninguna dificultad. Lo primero que tenía que hacer era comprobar si el castillo disponía de milicia para protegerlo. En sus muros había vestigios de asedios anteriores, pero aún podían cumplir bien su función. La muralla estaba almenada, pero no se veía a ningún soldado caminando en su adarve. Sancho asió las riendas de la mula y se desvió hacia la posada. Ruy caminó alrededor del castillo simulando estar ocioso. Descubrió que constaba de tres torres auxiliares, una de ellas situada en el vértice sur-oriental y las otras dos conectadas con la muralla exterior, más la torre del homenaje, una mole cuadrada de tres pisos situada en el vértice sur-occidental, con numerosas troneras repartidas por los dos lados que daban al exterior. Todas las torres eran cuadradas, lo cual indicaba que el castillo debía ser muy antiguo; seguramente se trataba de una alcazaba árabe en torno a la cual creció la población. Al menos estaba seguro que la muralla exterior se había erigido con posterioridad, porque los materiales que se habían usado para construirla parecían distintos. No obstante, los muros del castillo parecían menos castigados. La puerta se encontraba justo enfrente de la otra por la que habían entrado en el pueblo. Estaba cerrada y no se veía ningún soldado custodiándola. Ruy renunció a la idea de obtener por sí mismo más información sobre el castillo. Tal vez Sancho podría averiguar algo por su cuenta en la posada. Caminó de nuevo en torno al castillo, pero esta vez observando los alrededores. Había gran cantidad de casas apiñadas formando estrechas callejuelas empedradas que subían en suave pendiente hacia el sur. La iglesia del pueblo estaba adosada a la parte occidental del castillo y al norte de la muralla, y era una nave imponente con una alta torre-campanario. Había dos ermitas cerca de allí. Debía haber una importante comunidad religiosa en el pueblo, a juzgar por los numerosos edificios eclesiásticos que se erigían en él. Frente a la iglesia había un gran espacio que debía ser la Plaza Mayor, donde quizá se celebrara el mercado. Ruy se dispuso a inspeccionar el resto del cerco exterior. Desde la plaza vio una gran puerta al norte, aún más imponente que la oriental. Esta puerta también estaba custodiada por un único alguacil, y no había fortificaciones cercanas, solo casas que formaban una larga calle a partir de ella, más ancha que las demás. Siguió la muralla hacia el oeste, y vio que en la parte del recorrido en el que no tenía casas contiguas, estaba reforzada por varias torretas cuadradas, terminando con una redonda donde formaba ángulo. El lienzo occidental tenía un trazado muy irregular. Había una plazoleta frente a un portillo defendido por una torre parecida a la que había visto al entrar, pero esta era más pequeña y estaba ruinosa. El lienzo meridional también tenía un trazado irregular, pero era más largo, y había otra puerta con su correspondiente alguacil y una torre cuadrada de pequeñas dimensiones a la derecha. El portillo de la parte occidental era el lugar de más fácil acceso, pero estaba demasiado alejado del castillo. Si entraban por allí tardarían un poco en llegar hasta él, y sus defensores tendrían tiempo para prepararse. La opción de la puerta oriental era más arriesgada, pero si organizaban bien el ataque y conseguían entrar pronto, tal vez pudieran coger por sorpresa a los defensores y tuvieran la posibilidad de sorprender a la mayoría de los vecinos aún fuera del castillo, a donde sin duda acudirían para protegerse. Ruy salió por el portillo, el único acceso que carecía de guardia, para echar un vistazo por los arrabales. La parte del oeste estaba muy poblada, pero conforme se alejaba hacia el este había muchas menos casas. Al suroeste se hallaba un cerro rodeado de bosque, y más al este estaban las tierras de labranza que había visto antes. Sin duda, aquel bosque era el lugar idóneo para reunir a la tropa. Si atacaban desde allí solo podrían reaccionar cuando los tuvieran encima. Volvió a entrar por el portillo y se dirigió a la posada donde le esperaba Sancho. Era un edificio de dos pisos con un establo y pequeñas ventanas enrejadas arriba. Empujó la puerta, que estaba encajada, y esperó un momento junto a ella para que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad del interior.
– ¡Fernando, por fin has llegado! –oyó gritar a Sancho. Aunque solo veía su silueta al fondo, sabía que se refería a él–. Pasa, ven conmigo y bebe un poco de vino. Este es el socio del que te hablé –le dijo a un hombre alto y rechoncho que tenía al lado–. Anda, sírvele un trago. No encontraste lo que buscabas, ¿eh, bribón? –Ruy se sentó a su lado y negó con la cabeza. No debía abrir la boca en esos momentos. A saber la historia que se había inventado Sancho–. Claro que no. El señor Diego me ha dicho que aquí no hay burdeles –dijo refiriéndose al posadero, soltando una risotada y golpeando la espalda de Ruy con la mano. Este sonrió a su vez y se llevó a la boca el vaso que acababa de traerle Diego, que se sentó con ellos a la mesa, arrimando un taburete–. Por lo visto hay en el pueblo demasiados santurrones que no permiten a las mujeres llevar una vida licenciosa. Una decepción para nuestra entrepierna, pero un alivio para nuestras bolsas. Ah, menos mal que la Santa Madre Iglesia vela por nuestro dinero; ¿cómo podría echar mano de él si nos lo gastamos en furcias?
Sancho volvió a soltar una carcajada, acompañado de Diego. Ruy simuló un gesto de contrariedad por saber que el pueblo carecía de burdeles. Miró a su alrededor y vio que estaban solos en el comedor.
– No te aflijas, muchacho –dijo Diego entre risas–, que alguna viuda habrá por aquí a la que hacerle un apaño –se acercó al oído de Ruy en tono jocoso–. Busca a Soledad, la del arrabal, verás cómo me lo agradecen tus cojones –dijo sin bajar la voz–. Y no solo ellos, sino también tu bolsa, que la pobre mujer está tan necesitada que nada te cobrará.
El bueno de Sancho se había sabido ganar a aquel tipo, de eso no cabía duda. ¿Le habría podido sacar alguna información útil? Ruy le hizo un gesto con las cejas, y este entendió enseguida.
– Bueno, amigo –dijo Sancho, cordial–, a ver si puedes prepararnos algo de comer, que las tripas nos rugen desde hace horas.
Diego se levantó y desapareció por una puerta del fondo. Se le veía feliz de poder ganar algo de dinero con ellos. Sancho comenzó a hablar en voz baja apenas se cerró la puerta.
– El mercado es dentro de tres días, y se celebra en el interior del castillo. El pueblo lo gobierna un alcalde designado por el concejo, que vive en el torreón con su familia. ¿Qué hacemos?
Ruy meditó unos instantes.
– Tres días son demasiado, pero tendríamos una oportunidad de oro entrando al castillo, así podríamos comprobar sus defensas y saber de cuántos hombres disponen. Tendré que consultárselo a Pierre.
– Entonces no perdamos tiempo –dijo Sancho–. Quédate a comer y sal con la excusa de buscar a esa furcia de la que te ha hablado Diego. Alquilaré una habitación para que este botarate no sospeche nada.
– ¿Cuánta gente hay en la posada?
– Solo lo he visto a él y a un muchacho que se ocupó de la mula. Seguramente vive con su esposa, pero no he visto ningún inquilino.
Ruy asintió. En ese momento Diego apareció de nuevo por la puerta. Sancho empujó a Ruy en el hombro y se rió para simular que aún bromeaban.
– Ya veréis qué platos más ricos prepara mi Adela –dijo el posadero–. ¿Os quedaréis hasta el día del mercado?
– Por lo pronto nos quedamos esta noche –contestó Sancho.
Ruy y Sancho siguieron charlando desenfadadamente con Diego. Poco después se oyó una voz ronca que llamaba al posadero, perteneciente a su mujer. Este acudió a su llamada y volvió con una olla humeante y dos cuencos, en los que sirvió una sopa verde y espesa hecha con ajo, pan y guisantes. Después alquilaron una habitación y Ruy fingió que iba en busca de la viuda. Salió por el portillo y dio un rodeo para que no le viera el alguacil de la puerta este. La tarde ya teñía el cielo de rojo cuando divisó el bosque en el que se escondían.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Entrevista a José Luis López Morales

Estimados lectores, hoy contamos con la presencia de José Luis López Morales, cuyos librojuegos publicados descansan en las estanterías de la biblioteca de mi gran Fortaleza (en ella podéis encontrar las reseñas de El bosque en llamas, Ángeles Caídos y Asesina). José Luis ha tenido la gentileza de contestar a unas preguntas con motivo de la publicación del segundo título de su serie Leyenda Élfica, titulado El emisario.

Archimago: Hola José Luis. A modo de presentación, háblanos un poco sobre ti y de tu vocación como escritor de librojuegos.
José Luis: Pues tengo 31 años, vivo en Barcelona, soy licenciado en Educación Física y trabajo en el departamento de bomberos. Y en este curriculum sin pies ni cabeza, pues añadir mi afición a la fantasía y los juegos de rol desde que era un niño, además de una vocación de escritor.
La historia que hay detrás de Leyenda Élfica empieza hace muchos años, cuando inventé el mundo en que suceden las aventuras, y sobre el cual escribí una historia corta que sucedía en el sur del continente. Años más tarde, volví a Valsorth para escribir La caída de Teshaner, una novela inconclusa que narra el primer ataque de las fuerzas de la oscuridad. Y así llegamos a 2002, cuando decidí volver a Valsorth, pero esta vez para escribir un librojuego sobre los pueblos élficos y su participación en la guerra. Durante 2 años escribí los 4 volúmenes que componen la serie, y los cuales iba colgando en mi página web para que la gente los jugara. Después, Tomás, uno de los lectores, se ofreció para crear una web sobre la serie. Hasta 2006, en que recibí la oferta de la gente de Nosolorol para publicar la serie en papel. Encantado, reescribí la serie por completo, corrigiendo, añadiendo e intentando demostrar que los librojuegos pueden ser una lectura tan amena, o incluso más, que cualquier otro libro.

A: Para todo aquel que desconozca la serie, cuéntales qué encontrarán en Leyenda Élfica.
JL: Se trata de una saga de fantasía épica, muy influenciada por clásicos como El Señor de los Anillos, en la que el lector adopta el papel del menor de los príncipes elfos, durante el ataque de los ejércitos de orkos y dragones. Durante los cuatro libros, el lector vivirá todo tipo de aventuras, desde la defensa de su propia ciudad a un viaje a través de todo el continente en busca de ayuda. Y por supuesto, épica, ya que uno de los objetivos de la serie es lograr emocionar al lector, hacerle partícipe de la desesperada lucha de los elfos contra su propia aniquilación. Es, al fin y al cabo, una historia que trata acerca de sentimientos tales como el honor (entendido como responsabilidad), la amistad y como a veces el destino, a pesar de lo retorcido de sus caminos, parece conducirnos hacia un bien mejor.

A: ¿Cuáles son tus series de librojuegos favoritas? ¿Te inspiraste en alguna para escribir Leyenda Élfica?
JL: Lobo Solitario fue una serie que me impresionó sobremanera cuando era pequeño. En Leyenda Élfica hay numerosas referencias a esta serie, desde las habilidades que podemos elegir a las batallas que salían en la obra de Dever. Sin embargo, en Leyenda Élfica busqué corregir todo aquello que no me gustaba de Lobo Solitario, como la simpleza del sistema de combate, o lo anodino del personaje principal. Por anodido me refiero a que era un personaje que ni abría la boca, y al cual parecía que nada de lo que ocurría a su alrededor le afectara en lo más mínimo. Por supuesto, no aspiro a superar a la saga de Lobo Solitario, pero lícito es intentarlo.

A: De todos los librojuegos que has leído, ¿hay alguno que te haya marcado especialmente y haya influido en tu forma de escribir?
JL: En este sentido creo que muy poco, ya que mi forma de escribir está más influenciada por las novelas que leí de adolescente, desde aventuras clásicas como La Isla del Tesoro a historias bastante más duras (ahora es cuando digo que mis grandes influencias fueron Bukowski, Henry Miller o Brett Easton Ellis y ya pierdo toda la credibilidad). No, de verdad que no creo que los librojuegos hayan influido en mi forma de escribir, más allá de utilizar la segunda persona y alguna forma que se repite en este tipo de libros.

A: Esta pregunta toca un tema que muchos se han planteado ya antes: ¿por qué elfos?
JL: La respuesta es simple, porque sí. La historia de Leyenda Élfica se fue desarrollando casi por su cuenta, desde un punto de partida que yo tenía claro (la aventura de un explorador elfo que huye a través del bosque para salvar a su ciudad) y que acabó en una historia de grandes proporciones, con traiciones, guerras y hasta algo de romanticismo. Esa historia no se podría haber escrito si los protagonistas no hubiesen sido elfos… ¡ya que entonces no sería la misma historia!
Sé que hay mucha gente que odia a los elfos, considerándolos cursis o afeminados, y he recibido quejas de que sean elfos los protagonistas. Pues la verdad que lo siento, pero así es esta historia. Aunque, sinceramente, estoy convencido de que quien se quede en eso se estará perdiendo toda la historia que hay detrás.

A: ¿Tienen los elfos de Leyenda Élfica algún rasgo o característica que los distinga de los de Tolkien y los de Dungeons & Dragons?
JL: No muchos, la verdad. En ningún caso pretendo ser el sumún de originalidad. Lo que yo quería en Leyenda Élfica era explicar una historia sobre unos personajes que se encuentran en un momento crítico para su pueblo. Por así decirlo, se trata de una obra de género, como las películas del oeste o las de cine negro. Eso no quita para que los elfos de Valsorth tengan una historia detrás, una religión y una ideología propia, pero insisto en que eso no es lo importante de estos libros.

A: ¿Por qué orkos con k? ¿Son estos orkos diferentes a los orcos de Tolkien y a los de otras series de fantasía medieval?
JL: Lo de la k en los orkos no tiene mucha explicación. Hay gente que hasta casi se ha ofendido por ello. Vaya, lo siento, pero no tiene mayor importancia que darles un aspecto más tosco y analfabeto. Y, al igual que los elfos, los orkos de Valsorth son muy similares a los que encontramos en otros mundos de fantasía como La Tierra Media o los Reinos Olvidados.

A: ¿Puedes contarnos algo acerca de la mitología del mundo de Valsorth y su formación?
JL: Al contrario que en otras sagas de fantasía, los dioses tienen poca influencia en los quehaceres de los habitantes de Valsorth. Cada pueblo tiene su deidad, pero éstos apenas se manifiestan ante sus adoradores. Los humanos tienen a Korth, un dios que predica la pobreza y el recogimiento. Los elfos adoran a Rael, diosa de la naturaleza, practicando un culto alegre y jovial. Hay otros dioses de menor importancia, como Orn para los gigantes azules o Izz para los elfos oscuros. Aún así, el desarrollo de las religiones tampoco estaba entre mis prioridades.

A: ¿Cuántas razas diferentes de seres podemos encontrar en el mundo de Valsorth y de dónde provienen?
JL: Los primeros habitantes de Valsorth fueron los elfos, que contemplaron la llegada de los humanos y orkos. Los gigantes azules, trolls, dragones y demás surgieron de las artes del rey Dios, un poderoso nigromante que asoló todo el continente en el pasado y que fue derrotado en una gran batalla ante la unión de elfos, humanos y gigantes.

A: Tras leer El bosque en llamas, he comprobado que dejas caer algunos detalles sobre mitología que no aparecían en las versiones anteriores, como el culto de los elfos a la diosa Rael. ¿Conoceremos algunos datos más de este tipo en los siguientes libros?
JL: Algunos datos más aparecen en los siguientes libros. Por ejemplo, en El emisario se detalla la historia de la caída de Dalannast, o en La Abadía de la Traición se explica la historia del reino humano de Stumlad.

A: ¿Te han comentado cómo han ido las ventas de El bosque en llamas?
JL: Me gustaría decir que ha sido un éxito absoluto, pero por desgracia no ha sido así. Por contra, Ángeles caídos tuvo mucha mejor acogida, así que algo de culpa tendrá que Leyenda Élfica tuvo peor distribución, ya que su salida fue uno de los primeros productos de Nosolorol. Con el paso de los meses, este aspecto ha ido mejorando y confío en que El Emisario llegue a muchas más tiendas. Eso, añadido al hecho de que considero que la serie gana intensidad en cada volumen, espero que anime a la gente a comprarlo.

A: ¿Qué cambios encontraremos en la nueva versión de El emisario los lectores que tuvimos la oportunidad de leer la versión anterior?
JL: El libro ha sido reescrito por completo. Además, hay partes que han sufrido grandes cambios, como la tumba del Rey Ahe o la marcha junto a los caballeros de Stumlad.

A: Si no me equivoco, El emisario era el único libro de la serie que superaba las 300 secciones. ¿Las has reducido a 300 para igualarlas a las de El bosque en llamas?
JL: Sí, El emisario tiene 300 secciones. Sin embargo, es más largo que la versión original. Esto se debe a que durante la corrección, pude depurar el árbol de secciones, eliminando muchas que eran innecesarias, y que aproveché para añadir nuevas situaciones y peligros.

A: Teniendo en cuenta que hemos tenido que esperar más de un año para ver el segundo libro de la serie, ¿crees que tardaremos mucho en ver publicado el siguiente, La abadía de la traición?
JL: Eso depende en exclusiva de Nosolorol. Ojalá pudiesen salir cada 6 meses, pero el ritmo de publicación lo marca la editorial. Confío en que si las ventas de El emisario acompañan la publicación se acelere.

A: ¿Es verdad que escribirás un final alternativo para Aliados y enemigos, cuarto y último volumen de la serie?
JL: Jaja, eso no pienso responderlo. Tendréis que llegar al final, aunque, al igual que todos los libros, habrá importantes cambios en el último volumen de Leyenda Élfica.

A: ¿Es cierto que existe la posibilidad de que se publique El desafío del Guantelete? Si es así, ¿habrá cambios con respecto a la primera versión?
JL: Hay alguna posibilidad, y también dependerá de las ventas de Leyenda Élfica. El libro lo corregí por completo hace un tiempo, introduciendo cambios como que ahora el jugador puede elegir entre 6 personajes diferentes, cada uno de los cuales con una historia concreta que les ha llevado a participar en el Desafío (desde la búsqueda de un hijo desaparecido a haber sido contratados para eliminar a otro de los participantes durante la prueba). Ya veremos qué pasa en el futuro, pero confío en que el Guantelete tenga su oportunidad.

A: Cuéntanos en qué consiste tu proyecto llamado El Reino de la Sombra, en qué estado se encuentra y si existe la posibilidad de verlo publicado.
JL: El Reino de la Sombra se trata de un megalibrojuego de 5000 secciones, libertad absoluta para el lector y tantas aventuras como para que cada lectura sea diferente de la anterior. En este libro se narra acontecimientos que suceden antes, durante y después de la historia de Leyenda Élfica, y que tienen una gran influencia en el futuro del mundo de Valsorth.
Por desgracia, el libro está parado desde hace meses, debido a otros compromisos (tanto librojueguiles como de trabajo o vida social), pero espero acabarlo antes o después. En plan secreto diré que también hay otro proyecto relacionado con el reino de la sombra, que no es un librojuego, sino un libro de rol.

A: ¿Tienes pensado escribir o publicar algún otro librojuego ambientado en Valsorth aparte de los anteriormente comentados?
JL: De momento no. Lo que sí saldrán son algunas aventuras de 50-70 secciones que acontecen en valsorth, algo parecido a Contra los Trolls, el minilibrojuego que apareció en la revista online de Nosolorol. De todas formas, ¿quién sabe lo que pasará en el futuro?

A: Pues eso es todo, José Luis, muchas gracias por tu tiempo y que tengas suerte con todos tus proyectos.
JL: Gracias a ti y espero que la gente disfrute con El emisario.

domingo, 4 de noviembre de 2007

El vampiro de Ravenloft

Considerado por muchos como el mejor librojuego de la serie Advanced Dungeons&Dragons, este librojuego de 345 secciones es, a su vez, uno de los más atípicos y singulares que se puedan encontrar dentro de la colección. Esta vez nos detendremos en este libro escrito por Jean Blashfield, autor también de La torre fantasma, e intentaré explicar al detalle tanto sus grandezas como sus flaquezas, las cuales, me temo, superan a las primeras.

Para empezar, aunque solo he leído tres de los dieciocho títulos de la colección AD&D, me atrevería a afirmar que, de todos, este es el título que presenta el argumento menos original: gran héroe (paladín para más inri, con lo repulsivos que son esos santurrones que masacran criaturas vivientes en nombre del Bien) conoce chica guapa amenazada por el malo, que quiere convertirla en su esposa y que no es otro que el conde Drácula... esta vez con el nombre de barón Strahd von Zarovich. El héroe, acompañado de la dama, se interna en el castillo, donde aventureros anteriores que fracasaron en su intento por derrotar al vampiro han dejado esturreados por ahí algunos objetos que serán de ayuda para derrotarle, ambos se pierden por las diferentes estancias, tiene lugar el enfrentamiento final (anunciado desde el principio), y ya está; vivieron felices y comieron perdices.
De este horroroso argumento hay que destacar dos puntos que contribuyen a empeorarlo aún más si cabe. Primero, el nombre del vampiro, que en un entorno de fantasía medieval como el de Dungeons & Dragons desentona a más no poder: Strahd von Zarovich. Parece que han cogido a un noble de la Europa del Este y lo han metido en la atracción esa de los dibujos animados de Dragones y mazmorras, transportándolo al "mundo mágico lleno de seres extraños" al que se hace referencia en la canción, enviándolo con el amo del calabozo. no hubiera estado mal, al menos para disimular un poco, un nombre más exótico y menos ruso. Y en segundo lugar, tenemos a un vampiro que aterroriza a todo Ravenloft desde su imponente castillo y que, sin embargo, es tan estúpido como para no deshacerse de los objetos mágicos de los aventureros a los que ha aniquilado, aún sabiendo que son letales para él. Parece que la única inteligencia que tiene la ha empleado en aprender a tocar el órgano (otro topicazo que encontramos muy pronto).

A pesar de esto, he de confesar que me sorprendí al comprobar que el autor nos describe de manera bastante competente y detallada cada rincón del castillo, y además hace gala de un estilo muy por encima de lo esperado en este tipo de libros. Los párrafos son largos, de hecho el tamaño de la letra es más pequeño que en otros libros, para ahorrar papel, y a veces, sobre todo al principio, da la sensación de que estás leyendo una novela juvenil "normal" e incluso entretenida. Pero esta buena sensación se va desvaneciendo cuando pasas del vestíbulo del castillo. Y no porque el autor de pronto haya perdido la inspiración y comience a empeorar la calidad de sus textos, sino por el diseño de la aventura, que la hace repetitiva a más no poder.

La idea en sí del diseño no está mal, de hecho es muy original, pero está muy mal aplicada. El librojuego está diseñado de manera que algunos objetos útiles para acabar con el vampiro están en lugares diferentes del castillo cada vez que empiezas una nueva aventura. Asimismo, el vampiro puede aparecerse en cualquiera de las estancias. Esto es posible gracias a las "jugadas previas", que consiste en tres tiradas de dados que hacemos antes de comenzar la aventura, denominadas con las letras A, B y C. Cada vez que entramos en una estancia comprobamos si el resultado de esas tiradas coincide con los números que se nos dan, y si es así se produce el encuentro con los objetos especiales o con el vampiro. Por ejemplo, imaginemos que nuestra jugada previa A tiene el valor 4. Al entrar a una estancia, el texto nos dice: Si tu jugada previa A es 3, pasa al 233; si no, pasa al 334. En este caso, pasaríamos al 334. Resulta ingenioso.

Pero, aunque la idea es buena, la forma en la que se ha aplicado es pésima. Y es que toda la aventura se puede resumir en una sucesión cíclica de acontecimientos cada vez que pasamos a una nueva estancia, lo cual la hace monótona y pesada. Siempre que entramos en una de las estancias del castillo, y si digo siempre es, de veras, siempre, ocurre esto:
1ª sección: el texto te pregunta si ya has estado aquí antes. Menos mal, porque si es así, no tienes que volver a pasar por todo lo que viene a continuación.
2ª sección: tirada para ver si la estancia provoca sensaciones extrañas en ti (restante o sumándote puntos de habilidades y haciendo que pierdas más o menos puntos de vida en los combates que tengan lugar en ella). Este punto era totalmente prescindible. Vale que ocurra en una de las estancias por ser especial, por ejemplo en la cripta, pero que ocurra en todas se hace pesadísimo.
3ª sección: tirada para ver si encuentras al vampiro.
4ª sección: tirada para ver qué monstruo te encuentras, y es que en todas
las estancias hay algún monstruo. Para colmo, en este punto, tu acompañante siempre te grita, sin excepción: ¡cuidado, Jeren! (Jeren es el nombre de tu personaje). La monotonía en estado puro. Ni siquiera cambian los diálogos antes del enfrentamiento.
5ª sección: una vez muerto el bicho, te pregunta en cuál de las estancias estabas antes del combate. Para ello se te da un listado de todas las estancias, y de esta forma podemos saber, antes de llegar a ellas, cuáles son las distintas estancias que podemos visitar, lo cual se carga todo el misterio. Penoso.
6ª sección: tirada para ver si encuentras objetos especiales.
7ª sección: sirve de transición para entrar en la siguiente estancia.

¡Y así durante todo el libro, palabra de Archimago! Esto termina aburriendo al más pintado, pero si tienes hígados suficientes para aguantar hasta el final (y ya hay que tener aguante, porque puedes terminar mareándote fácilmente después de haber seguido tantas veces el mismo proceso cada vez que entramos en una nueva estancia), comprobarás que puedes atacar de mil y una formas diferentes al vampiro, dependiendo de los objetos que tengas. Existen la friolera de 23 secciones diferentes a las que puedes pasar dependiendo de cómo quieras atacarle. Desde luego, este combate es lo único que se salva de esta abominación de librojuego, aunque me temo que para cuando el lector haya llegado se habrá quedado dormido.

Este es uno de los mayores ejemplos de cómo una buena idea puede estropear un buen libro, o cómo un diseño de la aventura soso y mal planteado puede dar al traste con un librojuego. Porque, la verdad, Jean Blashfield no escribe nada mal, pero, por Dios, que se dedique a escribir novelas normales, porque diseñando librojuegos debe ser el más soso de los autores. Y eso que tiene buenas ideas... qué se le va a hacer.

Y de las ilustraciones mejor no hablar. Horribles y muy sosas, a la altura del resto del libro. No salvo ninguna de ellas.

El sistema de juego de esta serie es una simplificación del sistema de D&D, muy sencillo de llevar. Se basa en la tirada de dos dados de seis caras, sumando el resultado a la puntuación de la habilidad que se utilice (siempre son tres habilidades, aunque varían en cada libro,dependiendo del personaje que llevemos). Si esta suma supera la cifra que nos indica el texto, hemos tenido éxito, y si no, hemos fracasado. En los combates, fallar la tirada significa perder puntos de vida (aquí llamados "de impacto"). En todos los libros se pierden muy pocos puntos en comparación con los que se tienen, por lo que es muy raro morir en combate. En muchos libros, a pesar de haber fallado la tirada, se puede avanzar a otra sección diferente, caso que no se da en el presente título. Además, al principio tenemos unos puntos de Experiencia (de 1 a 6, dependiendo de nuestra tirada) que nos servirán para gastarlos en aumentar nuestras habilidades, aunque para una sola tirada de dados.

Este sería el corpus elemental del sistema, que se repite en todos los títulos de la serie, pero cada uno de los títulos suele añadir unas reglas especiales. En este tenemos la posibilidad de usar una vara mágica con varios poderes especiales, pero no sabemos cuántas "cargas" tiene, por lo que debemos ir apuntando las veces que la utilizamos. También podemos hacer uso de algunos hechizos. En todos los casos, solo se puede hacer uso de estas habilidades especiales cuando el texto lo indica, y en el caso de los hechizos, una vez usado uno no se puede volver a utilizar. un sistema sencillo y eficaz.

En resumen, decir que me llevé una desagradable sorpresa con este libro, sobre todo sabiendo que es uno de los preferidos por los lectores. Qué diferentes se ven las cosas cuando somos adultos... por desgracia. Tal vez un niño pueda soñar al leer este librojuego, pero yo, en lugar de soñar, me duermo. Un título lleno de topicazos, pero que se hubiera dejado leer de no ser tan condenadamente repetitivo.

Puntuación (de 0 a 10): 3,5

domingo, 14 de octubre de 2007

Asesina

Este mes ha salido en la revista Nosolorol el último capítulo de una serie de mini-librojuegos basados en el juego de rol Slang, como ya ocurriera con Ángeles Caídos, que salió en papel. La serie, con el elocuente título de Asesina, ha sido escrita, cómo no, por el incombustible José Luís López, que se ha convertido en el más prolífico autor español de librojuegos de todos los tiempos. Aún tienen que salir al menos otro par de librojuegos de Slang de su cosecha, y por supuesto los tres que restan de la serie que le dió a conocer como autor de librojuegos, Leyenda Élfica. Todos aquellos que sigáis esta serie, estaos atentos porque pronto saldrá el segundo volumen, El emisario.

Pero vamos con lo que nos ocupa, Asesina. El librojuego sigue siendo fiel a su antecesor: narración en primera persona, muchas escenas de acción (muchas más que en Ángeles Caídos) y un trabajado árbol de secciones que ofrece muchísimas posibilidades. La novedad es que la serie se divide en capítulos que forman mini-librojuegos de 60 secciones (con excepción del último, que alberga 120), y que dependiendo de cómo actúes y las decisiones que tomes se te puede mandar a uno u otro capítulo. En él nos metemos en la piel de Vlada (¡como los salones de juego de Vlada de Kharé! ¿os acordáis?), una asesina que participó en la guerra de Bosnia como francotiradora y que se mudó a los EE.UU. Ahora trabaja para la mafia rusa, y se va a meter en problemas en el próximo encargo que le van a hacer. La historia es una sucesión de tiroteos, peleas, huidas, "allanamientos de morada" y todas esas cosas típicas del género negro, que sin duda harán las delicias de los aficionados al género. Me ha llamado la antención el hecho de que cada uno de los capítulos la acción tenga lugar en el interior de un edificio (un hotel, nuestra casa, la comisaría...). No obstante, no llega a ser repetitivo, tal vez debido a que la emoción va in crescendo hasta llegar al clímax de la historia, que coincide con su final. Se echa de menos un mayor desarrollo de la personalidad de los personajes, pero como el propio autor reconoce, no se quiso detener demasiado en ello. No os esperéis encontrar aquí un personaje como el atormentado agente Delgado de Ángeles Caídos, ni una trama demasiado compleja. Sin embargo, esto al menos da pie para que te hagas el personaje a tu gusto: puedes imaginarte a Vlada como a Elektra o como a la vengativa Bamba Negra de Kill Bill. Además, no por que la trama sea menos compleja y los personajes tengan menos profundidad deja de ser una lectura entretenida: la gran cantidad de escenas de acción y sus diferentes consecuencias harán que cada vez que empieces de nuevo la aventura vivas situaciones diferentes e igualmente emocionantes.

Las reglas no han cambiado nada con respecto a Ángeles Caídos, solo se ha cambiado la habilidad de "conducir" por la de "ciencias". En cuanto a las ilustraciones, siguen la misma línea que su predecesor, pero al ser un librojuego gratuito, son mucho más escasas.

En resumen, y haciendo un símil con el séptimo arte, Asesina sería una de esas películas en las que el principal aliciente es la ingente cantidad de casquillos de bala que ruedan por el suelo a lo largo de la misma, una obra en la que no hay que buscar profundidad, sino deleitarse con la emoción de los disparos.

Mención aparte para el diseño de la aventura. Da la sensación de que al autor cada vez le resulta más sencillo trabajar con el árbol de secciones y consigue hilar secuencias muy bien planteadas.

lunes, 30 de julio de 2007

El médico

Rob J. Cole se dio cuenta de que tenía un don a una edad muy temprana. Ese don, al que atribuía un origen divino, junto con las enseñanzas de su primer maestro, un cirujano barbero, le creó un ansia de conocimiento que solo un hombre podía satisfacer: el legendario médico Avicena. Rob realiza un viaje a la lejana Ispahan, y tanto durante el viaje como durante su estancia en la capital persa el destino le depara duras pruebas que deberá superar en su lucha personal contra la enfermedad y la muerte.

Si algo llama la atención al leer este libro es que a medida que pasan las páginas, su lectura se hace más y más adictiva. En este aspecto me recordó a Los Pilares de la Tierra, aunque la obra de Ken Follet es aún más adictiva si cabe. Noah Gordon sabe despertar el interés del lector mediante la creciente carga emotiva que imprime a la historia de su protagonista, lo cual es un requisito indispensable para cualquier best-seller. Además, nos atrapa con sucintas descripciones de comidas, lugares y caracteres casi desde el primer momento, lo cual, combinado con lo anterior, parece ser la fórmula idónea para que el lector se implique en la lectura de una novela histórica.

Asimismo hay que reconocer que en algunos aspectos la labor de documentación del autor y la forma en la que ha plasmado sus conocimientos en la novela resulta algo espléndido, en especial todo lo que se refiere a las costumbres de los judíos. Esto contribuye de manera especial, aunque solo a veces, a dibujar un cuadro creíble en el que asomarse para ver cómo era la vida en el siglo XI.

Pero hasta aquí los puntos positivos que presenta esta obra. Y es que, a pesar de que estos tienen un peso importante como el que representa la posibilidad de disfrutar y gozar con la lectura de una novela, alberga muchos más aspectos negativos que positivos.

Empezaremos hablando de la redacción de la novela, que salvo puntuales excepciones no brilla en ningún momento, limitándose a contar lo que sucede de la manera más inteligible para el lector, sacrificando otros aspectos como la ambientación, al utilizar vocablos actuales en sustitución de otros más adecuados para la época. Es la desventaja de escribir un libro dirigido a las masas, destinado a convertirse en best-seller.

Segundo, esta novela presenta el clásico y típico problema que afecta a la mayoría de las novelas históricas, restándoles muchísima calidad: algunos personajes, sobre todo el protagonista, no son personas del siglo XI, sino del siglo XXI. Y no me refiero a las ideas innovadoras del protagonista con respecto a la medicina, sino a su forma de pensar en general. Súmese a este problema lo comentado anteriormente con respecto a los vocablos actuales y tendremos una peligrosa y explosiva mezcla que, de no ser por lo atractivo de la historia que se cuenta (atracción provocada esencialmente por el componente emotivo que se va gestando paulatinamente), dinamitaría por completo esta novela al verse desprovista de una adecuada ambientación histórica. Cosa, por otra parte, que se intenta subsanar con vacuas y tópicas descripciones del mundo exótico al que viaja el protagonista, leídas ya en muchas otras novelas, que no hacen más que engrosar el número de páginas del libro, haciendo muy poco en sí por cuidar el aspecto de la ambientación y actuando como un parche con el que se intenta evitar que se desinfle una rueda.

Tercero, ciertos momentos de la historia poseen muy poca credibilidad. Se sacrifica este aspecto para construir escenas posteriores que ni siquiera llegan a sorprender, lo cual es todo un fallo de principante que no esperaba. Ejemplos de ello son oportunidades caídas del cielo durante el viaje y algunos reencuentros con personas que son difíciles de explicar en el contexto de la novela, habiendo realizado el protagonista un largo viaje a travesando toda Europa y Oriente Próximo y encontrándose tan lejos de su hogar. Además, la relación del protagonista con algunos de los personajes principales parece demasiado superficial y en algunos casos no se explota lo suficiente.

Otro aspecto negativo es el segundo "mal de la novela histórica": la personalidad plana de la mayoría de sus personajes. Es una historia con buenos y malos, donde los buenos son el protagonista, algunos médicos persas (Avicena entre ellos) y los judíos, y los malos son los religiosos no judíos, cuyo papel como obstructores del avance de la ciencia se deja bien claro de manera reiterada, y los ricos y poderosos. Incluso el protagonista presenta el tópico de ser una buena persona que solo se vuelve malvada y violenta con la bebida.

Un último apunte: el libro se divide en siete partes, dos de las cuales están dedicadas al viaje que hace Rob desde Inglaterra hasta Persia, y sin embargo cuando decide regresar a su casa hay un incomprensible fundido en negro. Pasamos de estar en Persia a desembarcar en Londres con solo chasquear los dedos, cosa que choca después de que el autor nos demostrara sobradamente en la segunda y tercera parte de la novela que cualquier viaje en el medievo se convertía en toda una odisea. Mi teoría es que ya andaba sobrado de páginas (siendo este uno de esos libros a los que les sobra casi la mitad), y por eso se "comió" esa parte. De hecho, da la impresión de que en la última parte el autor escatima el número de párrafos con que tan gratuitamente nos obsequió en las partes previas, limitándose a terminar de desarrollar el argumento para concluir la historia.

Ahora bien, a pesar de todos los aspectos negativos que se han comentado, su lectura es muy recomendable para aquellos que no sean tan exigentes como yo en cuanto a la recreación de una época de la historia. Es de esas novelas que enganchan a la mayoría gracias al hecho de que sea tan fácil meterse en la piel del protagonista y vivir con él las penurias y dificultades que se encuentra en el camino. Dicho de otro modo, si te gustó cómo te enganchó Los Pilares de la Tierra, seguramente te gustará este libro, pero no esperes ninguna maravilla.

Puntuación: 6

sábado, 7 de julio de 2007

Peón de Rey

Raoul de Hinault es un monje dominico francés que detenta el título de magíster en la universidad de París. Un día, el canciller de la universidad le llama a su presencia y le comunica que, a petición del rey de Francia, debe viajar a Castilla para servir como consejero al rey Alfonso X. Raoul inicia su viaje con toda presteza, cavilando acerca del tipo de asesoramiento que se espera de él, pero entonces se entrevista con el obispo de Jaca, que le conmina a realizar la peregrinación a Santiago de Compostela antes de acudir a la corte, pues asegura que su presencia allí no es tan apremiante después de todo. Pero Raoul se resiste a faltar a su deber, por lo que el obispo se ve obligado a contarle cuál es su verdadero cometido: investigar un asesinato cometido por un buen amigo del rey, cuyo juicio tendrá lugar en Compostela. Raoul entiende entonces que es el mismo rey Alfonso el que le pide, indirectamente y a través del obispo de Jaca, que ayude a su amigo a librarse de la horca, y que lo hace secretamente e incluso esperando que ni él mismo lo advierta, ya que si el rey interviniera en el juicio, los nobles contrarios a él se le echarían encima. Durante su viaje, Raoul va descubriendo pistas que le harán creer cada vez más en la inocencia del acusado, pero también se irá dando cuenta que tras lo que parece solo un juicio por asesinato esconde detrás una importante revuelta nobiliaria contra el rey.

A decir verdad, este ha sido uno de los mejores libros ambientados en el medievo español que he tenido la oportunidad de leer. La intriga mantiene en vilo al lector durante cada uno de los capítulos de esta novela, que entre otras virtudes presenta un lenguaje muy culto y propio de todo un magíster de la universidad, una excelente ambientación apoyada en la magnífica documentación recogida por el autor y momentos de auténtica reflexión en los que salen a relucir profundas disertaciones que ahondan en la filosofía medieval.

El libro está escrito en primera persona, en forma de diario. La excusa es la redacción de un informe en el que se recoge la relación de los hechos acaecidos desde la llegada de Raoul a España. La ventaja de la adopción de este punto de vista es que la visión de este personaje es la más rica posible de entre la de los demás que intervienen en la historia. Raoul nos sorprende con detalladas descripciones de los monumentos que va visitando en su camino, profundiza en ellas dándonos a conocer la ideología que subyace a su estilo, nos describe sus debilidades, sus temores y la imagen que tiene de sí mismo, y nos describe los personajes con los que se encuentra desde una perspectiva esencialmente psicológica, lo que permite que estos personajes muestren una riqueza pocas veces vista en novelas de este estilo, en las que por desgracia proliferan los personajes planos.

Ahora bien, la estrategia adoptada por el escritor también ofrece algunas desventajas. Por ejemplo, la novela se aleja a menudo del argumento principal, entremezclándose en ella historias en las que intervienen otros personajes, describiéndose estas tan detalladamente que resulta difícil pensar que el protagonista tenga tal conocimiento de ellas que incluso se permita saber lo que sienten los personajes aunque no esté presente, si bien advierte que se limita a reconstruir los hechos. Este hecho deja claro las limitaciones que conllevan adoptar únicamente el punto de vista de uno de los personajes a la hora de contar la historia, aunque este sea el protagonista, frente al del clásico narrador que utiliza la tercera persona y tiene el poder de la omnisciencia.

El ritmo se hace más lento conforme avanzan las páginas, y de hecho el argumento principal ocupa solamente los primeros y últimos capítulos del libro de una manera clara, pues en los capítulos centrales se entremezcla con otros hilos argumentales secundarios que en determinados momentos llegan a adquirir mayor protagonismo que el principal. Sin embargo, la lectura no se hace pesada, ya que consigue atraparnos mediante las reflexiones y descripciones del protagonista, que tocan temas muy diversos y nos aportan información muy interesante sobre ellos, todo ello sin abandonar la forma de pensar típica de un monje medieval, que, a pesar de ello, es algo peculiar, pues muestra una tolerancia atípica hacia otras religiones y temas sexuales. Esto crea un efecto interesante, ya que provoca en el lector la creencia de que quien narra la historia es un verdadero sabio capaz de trascender los esquemas sociales de su tiempo.

A lo largo de la narración de Raoul van apareciendo temas típicamente medievales, pero abordados con inteligencia y originalidad: la búsqueda del santo grial, el simbolismo inmanente en los estilos arquitectónicos, el camino de Santiago, el ambiente cortesano y las normas de etiqueta, y un largo etcétera, pero por encima de todos estos temas, asistimos a esas ladinas actuaciones destinadas a conseguir un objetivo sin que resulte obvio que este se persigue, algo tan usual en las altas esferas, más aún cuando entran en juego dos facciones enfrentadas y el éxito de la empresa requiere máxima discreción para que el enemigo no advierta los movimientos que se hacen. Es este aspecto uno de los mejor conseguidos por el escritor, que nos muestra cómo intriga el hombre del medievo contra su rey y cómo este mueve los hilos desde las sombras para rechazar posibles ataques encubiertos.

La trama principal está muy bien diseñada, aunque no nos damos cuenta de ello hasta el último capítulo, en el que se encuentra explicación a muchos hechos dudosos acaecidos durante el viaje de Raoul a Santiago de Compostela. Hay pocos giros inesperados, ya que la mayor parte del desarrollo es previsible, pero el autor no busca sorprendernos mediante el mero desarrollo de los acontecimientos; prueba de ello es que se nos informa desde el principio del positivo desenlace de la historia. Hay, de todas formas, hechos inesperados, sobre todo en los capítulos finales, que desconcertarán a Raoul, obligándole a reponerse y cambiar de estrategia.

Es un libro que no decepcionará a los amantes de la intriga y de la novela histórica, escrito con sorprendente brillantez, en el que las diferentes tramas se entremezclan con inteligencia y que trata con acierto diferentes temas filosóficos y cotidianos en el camino. No obstante, es necesario leerlo teniendo en cuenta que la trama principal se va desarrollando con cuentagotas hasta que los hechos se precipitan en los cinco últimos capítulos (lo cual nos resultará bastante lógico cuando nos enteremos en los últimos capítulos de la causa de ello), y que el autor aprovecha los momentos de relajación del viaje de Raoul para dejarnos interesantes pinceladas sobre la sociedad medieval que contribuyen adecuadamente a crear una ambientación idónea.

Puntuación: 8

Listado de películas ambientadas en la Edad Media española

Estrenamos una nueva sección dedicada al cine histórico medieval, en la que se irán comentando algunas de las películas del género. A continuación se ofrece un listado con las películas más significativas inspiradas en hechos de la historia medieval de nuestro país, o bien ambientadas en el medievo español. Están ordenadas por el año en que fueron estrenadas, aunque a veces me he encontrado con diferentes fechas de estreno que varían incluso hasta en dos años, sobre todo para las películas más antiguas. También se ofrece el argumento de la película, si bien hay algunas cuyo argumento no he podido encontrar.

He de advertir que entre estas 34 películas existen 2 comedias: "El cid cabreador" y "Cuando Almanzor perdió el tambor". Las demás pueden considerarse dentro del género histórico o épico. No he incluído películas de género fantástico, pero sí de animación, como "El cid".


Inés de Castro
Año: 1944
Director: J. Leitao Barros
Argumento: El rey de Portugal Pedro I, casado con la princesa de España, es obligado por sus cortesanos a dictar sentencia contra ella.

Reina Santa
Año: 1947
Director: Rafael Gil
Argumento: Isabel, hija del rey de Aragón contrae nupcias con el rey de Portugal. Sus continuas infidelidades le llevan a tener varios hijos bastardos antes de que Isabel le proporcione un legítimo sucesor al trono, pero Isabel, cristiana ejemplar, se enfrenta a los problemas que surgen de las infidelidades de su esposo con una actitud reconciliadora.

Doña María la Brava
Año: 1948
Director: Luis Marquina
Argumento: Obra teatral homónima de Luis Marquina, basada en el personaje que le da título.

Amaya
Año: 1952
Director: Luis Marquina
Argumento: Aitor, el patriarca del pueblo vasco, escondió su tesoro para que en el futuro fuera entregado a la última mujer descendiente de su linaje. Siglos después, el brazalete de oro en el que está grabado su secreto cae en el poder de Paula, una descendiente, pero éste es ambicionado por su hermana Amagoya.

Tirma
Año: 1954
Director: Paolo Moffa y Carlos Serrano de Osma
Argumento: Transcurre el siglo XV. Comienza en los poblados canarios la resistencia contra las fuerzas castellanas. Llegan a la isla de Gran Canaria tropas de refresco para reforzar la guarnición ocupante, muy mermada a causa de la combatividad grancanaria. Sin embargo, las filas indígenas se encuentran divididas. Guanarteme, rey de los nativos, quiere la paz, así como su hija la princesa Guayarmina. Un distinguido guerrero, Bentejuí, y el Gran Faycán, sumo sacerdote, prefieren la guerra. Un día, corriendo Guayarmina por los bosques, es perseguida por Don Hernán, oficial castellano, que queda enamorado de ella e ignora su condición de princesa. Guanarteme muere envenenado por el Gran Faycán, el cual intenta casar a Bentejuí con Guayarmina, a quien ama el joven guerrero aborigen. Llega una embajada de paz a la princesa. Es entonces cuando Don Hernán sabe quien es su amada. Cuando la embajada parte del campamento grancanario, el Gran Faycán les tiende una emboscada en la que perecen casi todos los castellanos. Don Hernán llega malherido a su campamento y su informe provoca la guerra. Poco después, Guayarmina y Bentejuí van a casarse. Las tropas castellanas avanzan. La lucha adquiere caracteres dramáticos. Bentejuí sale huyendo con Guayarmina y van a sacrificarse al grito de un terrible juramento. Cruzando riscos y precipicios, llegan a la montaña sagrada de Tirma. Pero Don Hernán va detrás de ellos y logra evitar la caída de Guayarmina, quien, al ver a Bentejuí despeñarse con su caballo desde la inmensa altura, profiere el desgarrado juramento guanche.
Se puede ver AQUÍ.

La favorita
Año: 1955
Director: Cesare Barlacchi
Argumento: Fernando, un monje joven, le dice a su superior que está enamorado y debe abandonar sus votos. Lo que no sabe es que la mujer que ama es la amante del rey, Leonora (la favorita). La Iglesia amenaza con excomulgar al rey cuando este anuncia que eliminará a la reina para casarse con su amante. El rey renuncia a ello cuando Fernando regresa victorioso de la guerra. Ensalzando su triunfo, los reyes conceden a Fernando cualquier cosa que desee, y este elige la mano de Leonora. Leonora, que no quiere engañar a su futuro marido, le envía una carta (la cual es interceptada) en la que le explica su pasado. Pero Fernando se entera del secreto de Leonora por los rumores de la corte y, sientiéndose engañado, regresa al monasterio. Leonora le sigue y, tras revelarle la verdad, se declaran su amor.

El Cid
Año: 1961
Director: Anthony Mann
Argumento: Siglo XI. Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como El Cid, tendrá que luchar contra los moros y participar en las intrigas y enfrentamientos por la conquista del poder en los distintos territorios españoles. En medio de las batallas, todavía le queda tiempo para conquistar el corazón de Doña Jimena.

La venganza de don Mendo
Año: 1961
Director: Fernando Fernán Gómez
Argumento: Don Nuño Manso de Jarama tiene una hija, Magdalena, a la que va a casar con don Pero, duque de Toro. Ella tiene amores con don Mendo, noble pero pobre, al que recibe en su cuarto de la torre, pero le atrae mucho más la idea de un matrimonio con el rico don Pero, privado del Rey. Don Pero descubre a don Mendo en los aposentos de Magdalena; éste, para no delatarla, dice que subió a robar, y es enviado a prisión. Pero don Mendo es rescatado por el Marqués de Moncada, y se dedica a planificar minuciosamente su venganza. Y empieza a llevarla a cabo...

Las hijas del Cid
Año: 1963
Director: Miguel Iglesias
Argumento: Obra basada en el Cantar del Mío Cid y otros documentos de la época.

El valle de las espadas
Año: 1963
Director: Javier Setó
Argumento: Fernán González está enamorado de la infanta Sancha de Navarra, pero éste matará a su padre en la batalla de Valdepiedra. En el momento de formalizar el contrato de boda, el hermano de Sancha y la reina de León le tienden una trampa con tal de hacerle prisionero.

Pedro el Cruel
Año: 1963-4
Director: Ferdinando Baldi
Argumento: Pedro I, rey de Castilla, con la ayuda del anciano Conde de Alburquerque, de su primo Alfonso, de su tesorero Samuel y de la espada de Diego, el capitán de guardia, gobierna con justicia. Para consolidar el trono, el joven rey está dispuesto a casarse con Blanca de Borbón. Mientras espera a la prometida en palacio, Diego es capturado y es obligado a regresar a Toledo sin la joven.

(La leyenda de) Los 100 Caballeros
Año: 1964
Director: Vittorio Cottafavi
Argumento: En torno al año 1000, parece que en la Península Ibérica existe una especie de tregua entre moros y cristianos. Pero esta relativa paz se ve truncada con la llegada de un jeque árabe, Abengalbón, a un pueblo cristiano. Los árabes invaden el lugar y los campesinos se rebelan, siendo aplastados por aquéllos. Sólo Fernando, un joven comerciante, y su padre, don Gonzalo, están decididos a escarmentar a los islámicos.

Cotolay
Año: 1965
Director: José Antonio Nieves Conde
Argumento: A principios del siglo XIII, se produce la tradicional peregrinación a la ciudad de Santiago, como centro de la fe universal.

El libro del Buen Amor (I)
Año: 1974
Director: Tomás Aznar
Argumento: En la España del siglo XIV Juan Ruiz inicia su personal búsqueda del amor que le conduce de alcoba en alcoba en un sin fin de aventuras amorosas. Entre la picaresca, la crítica y el lirismo. Se codea con truhanes, alcahuetas y corteja a mujeres de toda condición. Se mofa de las costumbres religiosas y morales de su época, y canta al amor profano con sorna, a la diversión y al placer que ofrece la vida.

El libro del Buen Amor (II)
Año: 1976
Director: Jaime Bayarri
Argumento: El joven poeta Juan Ruiz es detenido por las autoridades eclesiásticas, asustadas por la popularidad que está alcanzando el artista con sus poemas amorosos.

La espada negra
Año: 1976
Director: Francisco Rovira Beleta
Argumento: La infanta Isabel de Castilla, hermanastra de Enrique IV, vive alejada de la corte. Un grupo de nobles, movidos por esta situación, proclaman a Alfonso, el hermano menor de Isabel, como nuevo Rey, destronando a Enrique. Pero la muerte de Alfonso hace que Isabel pueda recuperar la corona de Castilla, y unir dicho reino con el de Aragón mediante la boda con don Fernando, prometida con él desde su nacimiento.

La promesa
Año: 1976
Director: Ángel del Pozo
Argumento: ?

El Retablo de Maese Pelos
Año: 1976
Director: Luis Enrique Torán
Argumento: Versión cinematográfica de los Cuentos "El manto maravilloso", "La princesa guerrera" y "La princesa cautiva" de El Conde Lucanor del Infante Don Juan Manuel.

El Cid Cabreador
Año: 1983
Director: Juan José Millán
Argumento: Rodrigo Díaz de Vivar, el "Mio Cid", está enamorado de Jimena, pero el conde de Oviedo, su padre, le reta a un duelo y es muerto. Antes maldice a Rodrigo, que si se casa con Jimena, perderá sus facultades de hombre. Y, en efecto, al casarse, Rodrigo se afemina. Urraca le secuestra y seduce, con lo que Rodrigo recupera sus fuerzas y se transforma en el "Cid Cabreador".

Cuando Almanzor perdió el tambor
Año: 1983
Director: Luis María Delgado
Argumento: ? (comedia)

La conquista de Albania
Año: 1983
Director: Alfonso Ungria
Argumento: Don Luis de Beaumont, hermano de Carlos II de Navarra, vuelve a su tierra después de las derrotas frente al rey de Francia. Pero su ambición le lleva a una nueva aventura al otro extremo del Mediterráneo.

El caballero del Dragón
Año: 1985
Director: Fernando Colomo
Argumento: En el condado de Ruth, aproximadamente por la más baja Edad Media, acaba de aparecer un dragón que se eleva y desciende desprendiendo múltiples destellos, que solo pueden proceder de una fuente diabólica. La hermosa Alba, hija del conde, es arrebatada por este dragón.Este Dragón en verdad es una máquina que tripula un joven, del que Alba se enamora. El caballero del dragón viene de un universo que se ha adelantado miles de años a esta gente del condado de Ruth,y mientras los aldeanos y el propio Conde luchan por recuperar a su princesa, el amor imposible entre los dos surge.

A Moura encantada
Año: 1985
Director: Manuel Costa e Silva
Argumento: Basada en la leyenda del mismo nombre. Una pastorcilla, que lleva todos los días su rebaño al penedo llamado "El Peinador de la Reina", en el Monte das Cantariñas, encuentra a una misteriosa vieja a la que presta algunos servicios, y ésta le paga con un pañuelo de algo prohibiéndole mirarlo y decirle a nadie que la ha visto. Cuando llega a su casa, el pañuelo está lleno de oro, y así varios días. La niña se da cuenta de que se trata de una mora encantada, pero al insistir sus padres, les revela el secreto. Al día siguiente no vuelve a su casa, y su madre va a buscarla. Al pasar llamándola por los penedos, de éstos sale una voz que le responde que su hija, por haber revelado el secreto, "está na miña barriga,/ fritida con allo e manteiga".

Iballa
Año: 1988
Director: Josep Vilageliú
Argumento: Película basada en el personaje que le da título, una bella moza canaria que vivió un romance con el conde castellano Hernán Peraza, a raíz del cual se inició una rebelión en la isla.

al-Andalus. El camino del sol
Año: 1988-9
Director: Jaime Oriol, Antonio Tarruella
Argumento: La vida en el siglo VIII del poeta guerrero Abd Al Rahman, fundador de la dinastía omeya en España, desde su huida de Damasco, perseguido por la revolución abbasi, hasta Córdoba, donde predestinado por una profecía y ayudado por sus seguidores y por la mujer que ama, se proclama emir de Córdoba, promueve la unión de árabes, judíos y cristianos y consigue crear una gran nación, Al Andalus.

Tramontana
Año: 1990
Director: Carlos Pérez Ferré
Argumento: En el siglo XIII y ante la desolación y la miseria que azota a un poblado de los Pirineos, los habitantes del lugar emprenden una larga marcha hacia Valencia, región que consideran la Tierra Prometida. Durante el viaje, el amor, el odio y los sufrimientos saldrán a relucir poniendo en peligro la llegada a tan ansiado destino.

Despertaferro (El grito de fuego)
Año: 1990
Director: J. Amorós
Argumento: Película de animación en torno a la odisea de Llúria, un niño de doce años fascinado con la historia de los almogávares, guerreros catalanes de la Edad Media que conquistaron los principales puertos del Mediterráneo y que, por una traición, fueron asesinados por los bizantinos. El pequeño Llúria sueña con esos relatos mientras está en el Parque Güell de Barcelona y, súbitamente, las figuras gaudianas del lugar comienzan a tomar vida. Le piden ayuda para convencer a los almogávares de que vuelvan a Barcelona y dejen de ser violentos y crueles.

Don Jaime, el Conquistador
Año: 1993
Director: Antoni Verdaguer
Argumento: Basada en la obra homónima de Serafí Pitarra. La acción gira en torno a un singular grupo teatral que recrea, en un convento de monjas, el
reinado de Don Jaime de Aragón, haciendo un burdo paralelismo con la situación política actual de España.

El aliento del diablo
Año: 1993
Director: Paco Lucio
Argumento: En plena Edad Media, Damián, un cazador, emigra junto a su familia a un valle dominado por un lago. Son recibidos y hospedados por su hermano y pasan a ser propiedad del señor feudal del lugar, de quien tendrán que soportar sus abusos, así como hacer frente a la mortífera peste que se avecina.

Mar de Luna
Año: 1995
Director: Manolo Matji
Argumento: Historia de amor imposible entre un caballero y su propia hermana, del que nace un hijo que el caballero repudia, llevándolo a vivir con unos frailes a un monasterio. Cuando el muchacho crece, se escapa del monasterio para conocer el mundo y sobre todo el mar. En el camino se encuentra con una buhonera que le enseña a desenvolverse en la vida.

The Destiny
Año: 1997
Director: Youssef Chahine
Argumento: En el siglo XII, en territorio andalusí, un filósofo intenta introducir las enseñanzas de la antigua Grecia en un país dominado por una estricta ortodoxia religiosa.

Ahmed, el príncipe de la Alhambra
Año: 1998
Director: Juan Bautista Berasategi
Argumento: Es primavera en la Alhambra. La naturaleza se despierta, los pájaros cantan: es la estación del amor. Ahmed, Príncipe de Granada, ha sido educado en la ignorancia de esta pasión, para que no sufra sus desengaños. No pudiendo soportar el encierro, huye de Granada buscando a Blanca, de quien una paloma mensajera le ha hecho llegar un poema amoroso. Un búho lleva a Ahmed hasta Navarra, donde deberá batirse en un torneo. Pero Ahmed nunca ha empuñado un arma.

El Cid
Año: 2003
Director: Josep Pozo
Argumento: Tras la muerte del Rey de Castilla, Rodrigo se ve envuelto en un mundo de tramas y conspiraciones que provocan su destierro sin honor. El Cid cuenta la historia del joven Rodrigo que se convierte en hombre, luchando con pasión, por recuperar todo lo que le pertenecía en la gran aventura de su vida.

Tirante el Blanco
Año: 2005
Director: Vicente Aranda
Argumento: "Tirante el Blanco" cuenta la historia de cómo el afamado caballero Tirante recibe el encargo del Emperador de Bizancio para que le libere del asedio que los turcos están infligiendo a la ciudad de Constantinopla. Tirante no defrauda las esperanzas que sobre él ha depositado el Imperio en cuanto a lo militar. Sus hombres son un trasunto de los feroces almogávares y él un astuto estratega que no teme la superioridad numérica de los turcos. Sabe vencer y vence, y a continuación ha de utilizar su victoria para vencer asimismo la natural oposición de Carmesina a entregar aquello que considera más íntimo: su virginidad.

domingo, 17 de junio de 2007

El oro y el acero

Me ha costado, pero por fin he conseguido hacerme con un ejemplar de este libro-juego escrito por Ricard Ibáñez y publicado por Nosolorol Ediciones. Y vamos a meternos de lleno en la reseña porque esta vez me toca cantar las alabanzas de esta magnífica novela de capa y espada convertida en un thriller histórico ambientado en el Siglo de Oro.


Para empezar, el argumento no parece nada fuera de lo común. Un soldado viejo, metido a asesino a sueldo, recibe la noticia por parte de su cuñada de que a su hermano lo han mandado a la tumba de un pistoletazo en la cara. La viuda pide venganza, y el viejo soldado se la ha de proporcionar sin cobrarle un real, que al fin y al cabo se trata de su propia sangre...

Pero la historia de siempre, que comienza siendo una cuestión de honor y de venganza, terminará siendo algo radicalmente distinto. La trama nos depara numerosos quiebros y sorpresas variadas que mantendrán el suspense durante toda la lectura. Además, nos adentraremos en ambientes de los más variado: desde las sórdidas tabernas y los barrios más peligrosos de la carda hasta las exquisiteces palaciegas de los nobles de la Villa y Corte. Y ojo para los seguidores de la saga del Capitán Alatriste, que el autor ha hecho algún que otro guiño a las novelas de Reverte.

Precisamente, el protagonista no dista mucho de ese veterano de las campañas de Flandes, es más, incluso se le puede identificar con él en muchas ocasiones. Esto representa, para mí, uno de los puntos negativos de esta obra. El autor se limita a seguir la linea de este tipo de novelas, con un argumento ya muy machacado y un protagonista que parece que se ha tomado prestado de las novelas revertianas. Pero, si bien el protagonista no aporta nada nuevo al género, el desarrollo de la trama sí que nos mantendrá en vilo, y eso que desde casi el principio ya tenemos claro qué debemos hacer para vengar al hermano del protagonista. Varios intereses de personajes poderosos se cruzan en nuestra empresa, lo cual puede favorecer o perjudicar sobremanera nuestro cometido.

El punto fuerte de la novela son, sin duda, sus personajes. Nunca antes, con excepción de En la corte del rey Minos (librojuego de la serie Crónicas Cretenses), había visto tantos personajes secundarios en un librojuego y con una personalidad tan bien definida. Muchos de ellos hacen que desarrollemos fácilmente ciertos sentimientos hacia ellos. Es el caso, por ejemplo, del joven Conde de Moscoso, cuya cordialidad y buen corazón enseguida provocan nuestra simpatía hacia él; o el del poderoso marqués de Villascusa, cuya aparente omnipotencia y su descarada forma de demostrarla hará que deseemos verle criando malvas (por cierto, que el autor no se acaba de decantar por su nombre, pues a veces lo llama Madrazo y otras Medrano). Como curiosidad, al final del libro se nos presenta un Dramatis Personae en el que se describe sucintamente a cada uno de los personajes que intervienen en la historia.

En el aspecto literario, decir que está especialmente cuidado, acercándose mucho al estilo áspero y directo al que nos tiene acostumbrado el Alatriste de Reverte, con el añadido de numerosas expresiones propias de la época que, más de una vez, harán que consultemos el pequeño glosario que se proporciona al final del libro para saber su significado. Como ocurría en Ángeles Caídos, el autor opta por narrar la historia en primera persona, lo cual representa un acierto por su parte, ya que nos acerca aún más al protagonista y a su forma de ver las cosas. A veces, aunque no siempre, este punto de vista favorece las transiciones entre secciones, pues no se limita a ofrecer fríamente las distintas opciones disponibles, sino que es el propio protagonista el que se pregunta qué hacer (acompañando sus comentarios con el número de sección al que ir entre paréntesis), e incluso se permite opinar sobre las distintas posibilidades.

Creo que merece la pena ofrecer una muestra del estilo utilizado por el autor, y por ello aquí os transcribo el primer párrafo perteneciente a la introducción:

"Llamar taberna a la bayuca que Cazalillas regenta en la calle Primavera siempre me ha parecido excesivo... Bien cierto es que se puede decir, sin dar mala razón, que es la mejor bodega del barrio de Lavapiés. Que tampoco es decir demasiado, porque sirven por este barrio vino que bien podría estar hecho a base de meados de rata y en algunas de sus mancebías la cabalgada a Francia, a por bubas, es cosa hecha. Todo es ironía y doblez por este rincón de la Villa, empezando por el nombre, Lavapiés, que los de por aquí solamente se los lavan cuando llueve, y eso solamente porque no suelen andar con buen calzado."

Adviértanse expresiones como "bayuca" (taberna de mala calidad), "cabalgada a Francia" (coger la sífilis) y "bubas" (sífilis), que proporcionan una magnífica ambientación y hacen que nos metamos de lleno en la vida diaria de la España del siglo XVII.

Podría considerarse que la dificultad de la aventura, a pesar de que el libro consta de 410 párrafos, no pasa de media, aunque puede aumentar si se toman las decisiones equivocadas. Ayuda mucho meterse en la piel de un espadachín a sueldo de la época a la hora de concluir con éxito la historia, lo cual representa otro punto a favor del libro. Desde luego, la ausencia de muertes absurdas (nota dominante en la mayoría de los librojuegos) y la oportunidad que nos suele dar el autor de enmendar nuestros propios fallos hacen probable que podamos llegar a un buen final.

La mecánica del sistema de juego es sencilla, aunque la información de la hoja de personaje puede resultar excesiva para los aficionados a los librojuegos, si bien el lector se puede acostumbrar a ello tras una o dos partidas. El sistema se basa en la tirada de dos dados de seis caras. Se compara el resultado de las tiradas con la puntuación en una de las quince habilidades del personaje. Si se consigue una tirada igual o inferior a la puntuación de la habilidad, se tiene éxito; de lo contrario, se fracasa. A veces la puntuación de las habilidades puede verse modificada antes de una tirada, debiendo sumar o restar una cantidad, dependiendo de la dificultad de la acción a realizar. Cada una de las habilidades se ve afectada por tres características distintas: Cuerpo, Mente y Suerte, cuyas puntuaciones se suman a cada una de ellas. Esto es importante, ya que siempre que el personaje resulta herido debe restar unos puntos determinados de sus características (pudiendo elegir el lector cómo restar estos puntos), lo que se traduce en un descenso en las puntuaciones de las habilidades relacionadas con esas características. Por ejemplo, si el texto nos indica que debemos restarnos cinco puntos, podemos restarnos 2 de Cuerpo, 1 de Mente y 2 de Suerte, reduciéndose de esa forma la puntuación de las habilidades.
El combate se resuelve exactamente igual que con las habilidades. Dependiendo de si usamos los puños, la espada o la pistola, usaremos respectivamente la habilidad de Agilidad, Esgrima o Disparar. Para los enemigos más poderosos necesitaremos tener varios éxitos, mientras que los más enclenques podremos despacharlos con una sola tirada exitosa. Si fallamos la tirada, nos herirán, debiéndonos restar unos determinados puntos de las características; cuando todas ellas lleguen a 0, el personaje morirá. Adviértase que cuantas más heridas tiene un personaje, menos posibilidades tiene de éxito a la hora de usar una habilidad. Además, si el enemigo es difícil de batir somos penalizados con un modificador negativo a nuestra habilidad.
Como se puede comprobar, el sistema es sencillo a la par que elegante, pues consigue cierto nivel de realismo sin ser complejo. Su mejor baza para mí es que el hecho de estar herido reduzca tus posibilidades de éxito, y que esto se refleje en las habilidades con suma facilidad.

Las ilustraciones cumplen bien su cometido. Sin ser excesivamente elaboradas, recrean correctamente el Madrid de los Austrias a través de los personajes. Ellos son, desde luego, los protagonistas en todas las composiciones, ya que el dibujante no se recrea en los fondos, prefiriendo centrarse en las vestimentas en lugar de hacerlo en paisajes, arquitectura y mobiliario. Las ilustraciones pequeñas no son muy numerosas, pero algunas están bien trabajadas y contribuyen a crear un ambiente adecuado.

En conclusión, el libro merece muchísimo la pena, por su trama, sus personajes, su perfecta ambientación y lo ameno de su lectura, que hará que parezca más corto de lo que es. Un libro que representa todo un hito en el formato del libro-juego, pues pocas veces se encuentran en él obras de tanta calidad como esta, y además, que yo sepa es la primera vez que se escribe una novela de capa y espada en este formato. Si te gusta el género, esta es una lectura obligada. En lo que a mí respecta, ya se ha convertido en uno de mis favoritos.